domingo, 21 de enero de 2007

UN JOVEN CONFIESA EL ASESINATO DE HRANT DINK
El presunto asesino del periodista armenio: 'Me acerqué y le disparé, no me arrepiento'

Leemos hoy en el periódico digital El Mundo que se ha entregado el asesino del periodista armenio. Esta noticia me recuerda el asesinato de la periodista rusa Anna Politkóvskaya a principios de Octubre del presente año, o el asesinato del cineasta holandés Theo van Gogh en Noviembre de 2004.

Todos estos casos reflejan el hecho de que entrado ya el siglo XXI, no hemos logrado proteger a las personas que abogan activamente por la libertad de opinión y prensa, y que incluso eligieron como profesión esferas de trabajo que les permitieran promulgar sus opiniones.

Este joven turco, al igual que el asesino del bisnieto de Vincent van Gogh o de los fanáticos musulmanes que salieron a la calle enardecidos "no se arrepienten", sino que están seguros de que la razón y la justicia universal les respalda en estos hechos criminales. Y es que esta es una de las facetas que caracterizan al mundo bipolar en el que vivimos hoy en día, el occidente frente al oriente, la libertad de opinión frente a los dogmas de credo, la relatividad frente a la autoridad, el individuo como particular o como parte de una sociedad que le dicta cómo deber comportarse o qué opinión debería adoptar.

Personalmente, soy una asidua lectora de la periodista Pilar Rahola, y comparto sus opiniones y visión. Me parecería que Pilar compartiría mi opinión según la cuál, este equívoco radica en la mala interpretación de las libertades que ofrece el régimen democrático, que son consideradas por los extremistas como DEBILIDAD.

Otro de los hechos que suele llamar mi atención es el hecho de que la gran mayoría de los asesinatos políticos a lo largo de los tiempos se cometieron por jóvenes varones enardecidos por la ideología… como mujer, una vez más no puedo alejar de mi mente la noción de que es la TESTOSTERONA la verdadera causante de estas salvajadas, testosterona combinada con ideología extremista, esto es, un nocivo cóctel que ha causado y seguirá provocando terribles actos de violencia…

Y ahora ¿qué hacemos? Estos jóvenes: el asesino de Isaac Rabin, los asesinos de los dos periodistas y del cineasta NO SE ARREPIENTEN, y no parece ser que se arrepentirán algún día… ¿qué podemos hacer para evitar o amedrentar a los asesinos? Me parece qué esa es la pregunta que más dolor nos causa a los ciudadanos occidentales, cómo evitar o solucionar esta situación injusta… ¿educación quizás?, ¿mayores castigos?... acaso los líderes políticos y educadores de hoy realmente invierten tiempo y recursos en la solución de estos temas…

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